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Volonte-Eskenazi-Spasiuk

Dario Eskenazi, Maria and Chango Spasiuk




[Después del recital de Chango Spasiuk y Darío Eskenazi en Jazz Voyeur]

Cuando el Chango te mira, mira de verdad y mientras le hablo está escuchando de verdad, atentamente. Es como un vértigo, es fuerte. Trato de explicarle lo que sentí escuchándolo tocar junto a mi amigo Darío. Pero… cómo decir lo indecible?

Las primeras notas nacieron del piano, lentas, como extraídas laboriosamente de un fruto secreto, ecos cayendo sobre un agua insondable.

Desde el fondo, como las primeras gotas que anuncian el aguacero, llegó el acordeón del Chango, duende y señor de la lluvia, regando por igual selvas, caminos y rascacielos.

Desde su centro, la música se expandía como un abrazo. Era una voz sabia, antigua y serena, que ha conocido inexplicablemente todas las formas del amor y el abandono, la soledad de los montes y la del callejón.

La magia se había instalado. Ellos sacaban de sus bolsillos los tesoros recogidos en sus andanzas, intercambiándolos, compartiéndolos y tejiendo juntos una nueva historia. Pero cada uno de nosotros estaba escuchando su propia historia. No la que vamos adornando con los años, la otra, la que nunca nos atrevimos a contar.